divem, diversidad, inclusión, empresas que suman

Diversidad e inclusión: Por qué son las palabras del año 2019

Diversidad e inclusión son las palabras “de moda” este año. Esto es algo muy positivo, porque nos familiarizan con una terminología que puede resultar ajena, técnica e incluso extraña para muchas personas.

Es innegable el valor y la importancia del discurso del actor Jesús Vidal al recibir el Goya al mejor actor revelación hace uno días, normalizando el que personas con una discapacidad intelectual puedan dedicarse al cine, a la cultura o a cualquier campo profesional. Pero aquí queremos profundizar un poco más en los aspectos que nos atañen de estas dos palabras: la gestión de la diversidad cultural en el ámbito empresarial y con ello, la inclusión de las personas migrantes y refugiadas en la sociedad de acogida.

Según el Manual de Gestión de la Diversidad de la Unión Europea, esta gestión de la diversidad es el “desarrollo activo y consciente de un proceso de aceptación y utilización de ciertas diferencias y similitudes como potencial en una organización. Un proceso que crea valor añadido a la empresa. Un proceso de gestión comunicativo, estratégicamente basado en valores y orientado al futuro.”

La diversidad cultural pues, supone que las diferencias pueden ser ventajas de las que la empresa puede beneficiarse. Supone que en “lo diferente”, en esa diversidad cultural, hay una serie de valores que la empresa puede rentabilizar y aprovechar, beneficiándose de ellos económicamente.

¿Cómo se hace esto? Gestionando la diversidad, es decir, integrando esta diversidad en la estrategia de la empresa, asumiéndola como algo natural y viéndola como una característica que puede acercarla a la clientela, a su público objetivo y a los mercados, diferenciándola de la competencia y, además, haciendo que el trabajo de la empresa tenga una repercusión social, económica y medioambiental en la comunidad.

¿Qué tiene que ver esto con la inclusión de las personas refugiadas y migrantes en la sociedad de acogida? Pues principalmente con dos aspectos fundamentales. El primero es que estas personas traen consigo una experiencia vital y profesional que puede ser muy útil para las empresas. Además, muchos de estos hombres y mujeres tienen estudios y experiencias profesionales en sus países de origen, hablan varios idiomas y son personas que han dejado todo atrás para empezar de cero en otro lugar, lo que conlleva una gran dosis de resiliencia y una alta capacidad de asumir riesgos.

Todo esto supone una fuente de talento para las empresas que gestionan y ponen en valor la diversidad cultural, que pueden beneficiarse de perfiles profesionales competentes y cualificados.

El segundo aspecto, no menos importante, es que la integración e inclusión de estas personas en la sociedad es algo que nos beneficia y enriquece a todos y todas, y el trabajo es una estupenda vía para lograrlo. Al acceder a un empleo, no sólo se facilita la inclusión social de esta persona y su entorno, sino que se generan bienes y servicios que benefician a la sociedad en su conjunto. El talento es un factor clave en la diversidad. El talento que aportan las personas a las empresas, más allá de cuotas o acciones puntuales de responsabilidad social.

Por eso la importancia de mostrar ejemplos de empresas que apuestan por la diversidad. Un liderazgo inclusivo, que se atreva a gestionar el cambio social desde el mundo de la empresa.