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¿Cómo puede la diversidad beneficiar a una empresa?

¿Cómo puede la diversidad beneficiar a una empresa? Hay múltiples razones que lo corroboran, pero hay que matizar que no es la diversidad en sí lo que hace o no generar aspectos positivos a la empresa, sino una buena gestión de la misma.

La diversidad es una característica más del perfil social y humano de nuestra sociedad plural, multicultural y heterogénea. Como la baja natalidad, el envejecimiento de la población o la despoblación de los espacios rurales a favor de las ciudades, la diversidad está ahí. Es responsabilidad nuestra como ciudadanos el saber gestionarla adecuadamente, no solo por cuestiones de convivencia, sino porque estas personas son o serán nuestros vecinos y vecinas, compañeras y compañeros de trabajo, irán al colegio con nuestros hijos e hijas y/o compartiremos espacios y recursos con ellas. La diversidad de culturas bien gestionada es algo que enriquece a las ciudades y a sus habitantes, haciéndolos más fuertes frente a los discursos que fomentan el odio y las actitudes xenófobas. Pero, ¿cómo se logra esa buena gestión? Para conseguir resultados positivos hace falta una implicación de toda la sociedad: administraciones públicas, entidades sociales, sociedad civil… y las empresas.

Las empresas son generadoras de bienes y riqueza, de empleo y bienestar social. Que apuesten por generar beneficios en su entorno social, yendo más allá del mero objetivo de “ganar dinero” es clave para ello. Por eso son tan importantes las políticas de Responsabilidad Social donde se tiene en cuenta a la sociedad, al barrio o municipio donde se encuentra la empresa, o a la vida de sus empleados y empleadas.

¿Cómo puede una empresa hacer una buena gestión de la diversidad? Primero de todo, teniendo a la diversidad cultural en cuenta como un aspecto social relevante. Las personas extranjeras o de origen extranjero pueden aportar a la empresa la cultura de su país de origen, el conocimiento de otros idiomas, su experiencia profesional y personal, etc. Una persona que deja su país de origen, bien porque busca oportunidades de crecimiento económico o profesional, o porque ha tenido que huir y dejarlo todo atrás, es alguien generalmente con una gran capacidad de resiliencia, capaz de asumir retos y responsabilidades, y que no le importa comenzar de cero o atreverse con un nuevo proyecto.

¿No son estas cualidades deseables para los empleados y empleadas de una empresa? Si a eso le sumamos el conocer varios idiomas, el conocer otras realidades sociales y culturales, una formación o experiencia profesional previa…. Son perfiles en los que cualquier personas que seleccionase Recursos Humanos se fijaría.

Además, el que estas personas accedan a un empleo es un paso más en su integración e inclusión en la sociedad. Gana la empresa y ganamos todos y todas. Entonces, ¿cómo podría beneficiarse la empresa de una buena gestión de la diversidad? Comenzando a verla como una fuente de oportunidades y recursos, y orientando sus políticas internas a su desarrollo y beneficio.