¿Escasez de talento o falta de oportunidades?

Estas últimas semanas, la covid-19 pone de nuevo, sobre la mesa, un debate en relación a la falta de profesionales y las dificultades de contratación de ciertos perfiles, en este caso sobre todo vinculados al ámbito sanitario. Éste no es un tema nuevo en nuestro país, puesto que ya se lleva tiempo hablando, en diferentes foros, acerca de la escasez de profesionales para cubrir determinados puestos de trabajo para los que, en muchas ocasiones, las empresas manifiestan dificultades a la hora de encontrar los perfiles que están buscando.

Un informe presentado a finales de 2019 por ManpowerGroup, titulado Los jóvenes y el empleo, ¿qué futuro les espera?, afirma que nuestro país necesitará 250.000 empleados jóvenes cualificados (de entre 25-34 años) en los próximos 10 años. Estos datos ponen de manifiesto las dificultades detectadas por las empresas a la hora de seleccionar determinados perfiles, planteándose como una de las soluciones posibles la llegada de población inmigrante que pueda ayudar a cubrir esta demanda de talento.

Por otro lado, el Informe del Defensor del Pueblo La contribución de la Inmigración a la Economía Española, publicado el pasado mes de mayo, arrojaba que un 30 % de las personas de origen extranjero de nuestro país poseen niveles formativos universitarios y un 56 %, de educación secundaria, tanto generalista como en formación profesional. Sin embargo, a pesar de esta cualificación, están desempeñando ocupaciones muy por debajo de esos niveles formativos. De hecho, el informe indica que “del 47 % de ocupados extranjeros que han completado estudios de segundo ciclo de secundaria o educación superior, uno de cada tres trabaja en ocupaciones elementales, cuatro de cada diez en hostelería, construcción o comercio“.

Si tenemos en cuenta que la media de edad de las personas de origen extranjero de nuestro país se encuentra en 32,9 años –según datos EPA 2019–, quizás podamos contemplar una solución no solo al envejecimiento cada vez mayor de nuestra sociedad, sino también a la falta de profesionales cualificados que demanda el tejido empresarial.

¿Cómo podemos poner en valor e integrar todo este talento?

La principal barrera que las personas de origen extranjero se encuentra a la hora de acceder a puestos de trabajo acorde a su formación, capacitación y experiencia profesional es la dificultad a la hora de homologar su formación en el país de acogida. Este obstáculo, sumado, en muchos casos, a las dificultades asociadas a trámites administrativos vinculados a su permiso de residencia y trabajo, les llevan a desempeñar y tener que optar a puestos de trabajo de carácter más precario y por debajo de su cualificación.

Las empresas pueden poner en marcha acciones y medidas que ayuden a corregir y paliar estas situaciones, por ejemplo, llevando a cabo procesos de selección donde no se tenga en cuenta el origen de las personas, valorando la experiencia laboral en los países de origen, desarrollando programas de capacitación que adapten las competencias de las personas migrantes al contexto español, favoreciendo la promoción y desarrollo de las personas migrantes a puestos de mayor responsabilidad dentro de la empresa…

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