Gestionar el talento joven y diverso: una forma innovadora de contribuir con los ODS

El pasado jueves 12 de agosto se conmemoró el Día Internacional de la Juventud, designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999. Se trata de una celebración anual que busca promover el papel de la juventud como socia esencial en los procesos de cambio  favoreciendo un espacio para generar conciencia sobre los desafíos y problemas a los que estos se enfrentan.

Uno de los mayores retos a los que se enfrentan nuestros jóvenes en la actualidad, es el acceso limitado al mercado laboral. De acuerdo con el informe de la Secretaria de Estado de Empleo y Economía Social “Jóvenes y mercado de trabajo” de marzo de 2021, la evolución del mercado de trabajo entre los jóvenes durante 2020 se ha visto gravemente afectada por la crisis sanitaria originada por la COVID-19.

La situación es aún más compleja si consideramos que muchas personas jóvenes tienen orígenes diversos y en muchos casos son migrantes que desean continuar su formación profesional tras finalizar sus estudios. A modo de ejemplo, siguiendo lo que plantea el informe en el cuarto trimestre de 2020 han descendido las contrataciones de formación y aprendizaje, a niveles inferiores a los alcanzados en los años anteriores, al igual que los contratos en prácticas, en el contexto de la crisis sanitaria.

El nivel de estudios alcanzado es determinante en la situación de la población en el mercado de trabajo: a mayor nivel de estudios la situación dentro del mercado de trabajo es más favorable y viceversa.

Son los jóvenes, junto con los trabajadores de baja cualificación, los que se están viendo más afectados por el impacto negativo de la crisis. En este sentido la tasa de paro para los jóvenes de 16 a 24 años se sitúa en el 40,1 %, demostrando un gran camino por recorrer para hacer frente a este reto.

La necesaria solución a este reto viene a darse en el marco de los desafíos planteados por la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En particular el ODS 4 (educación de calidad); el ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico) y el ODS 10 (reducción de las desigualdades).

Los jóvenes tienen un papel fundamental que desempeñar en la consecución de los objetivos, no sólo como beneficiarios de acciones y políticas, sino como socios y participantes en su implementación. El bienestar, la participación y el empoderamiento de los jóvenes son impulsores clave del desarrollo sostenible y la paz en todo el mundo.

En adición, con la publicación del documento España 2050 que plantea la estrategia nacional a largo plazo para la recuperación, se plantea que para aumentar la tasa de empleo y el desarrollo sostenible es necesario incorporar al mercado laboral a mujeres, jóvenes, inmigrantes y personas de más de 55 años, todos ellos ahora con tasas de inserción inferiores a los niveles europeos.

En esta línea, la gestión de la diversidad cultural puede convertirse para muchas empresas en una herramienta clave a la hora de ayudar a atraer y retener talentos de cara a estos desafíos. Con la inclusión de la juventud, mujeres y personas migrantes se garantiza lograr un crecimiento sostenible necesario para los años venideros en búsqueda de una sociedad inclusiva e igualitaria.

Para las empresas, desarrollar estrategias que fomenten la gestión del talento diverso y joven puede convertirse, por tanto, en una fuente de valor que ayude a generar oportunidades de crecimiento económico a la par que permite el desarrollo y sostenibilidad dando respuesta e impactando a su vez en los ODS marcados por la Agenda 2030.

Desde DIVEM apoyamos y ayudamos a las empresas en el cumplimiento de la Agenda 2030 a través de la gestión de la diversidad cultural. Contacta con DIVEM y te ayudaremos a elaborar y llevar a cabo una RSC y RSE que aporte valor a tu empresa, que impacte en los ODS y sea un referente de compromiso social y sostenibilidad.