Trabajar la diversidad y la inclusión desde la comunicación corporativa: clave para una imagen empresarial comprometida y socialmente responsable

Las palabras son transformadoras de la realidad y el lenguaje juega un rol fundamental en la construcción de la cultura y de las identidades: construye significados, genera sentido y percepciones y, con ellas, valoraciones sobre lo que nombramos. Al nombrar se da existencia, ya que lo que no es nombrado es obviado e invisibilizado o, directamente, negado.

A través del lenguaje, se construyen imágenes de las personas y grupos sociales, y se transmiten y refuerzan los estereotipos y roles, reproduciendo las relaciones asimétricas e inequitativas que se dan en la sociedad. La otredad significa hablar de la identidad y de su construcción compleja y dinámica. Es pensar en la otra persona, reconocerla y actuar en sintonía con sus características culturales.

Desde DIVEM proponemos a las empresas tener en cuenta todas las realidades existentes no solo en su ámbito de acción (plantilla, clientes, grupos de interés…), sino en toda la sociedad en la que incide con su actividad. Trabajar la comunicación desde la diversidad cultural e inclusión implica desarrollar una sensibilidad que reconozca la importancia de respetar las diferencias y los derechos de todas y cada una las personas, independientemente de sus condiciones sociales y personales. Reconociendo y comunicando de manera expresa esa diversidad, se da importancia al mismo hecho de una realidad diversa, mostrando empatía y respeto mutuo y reconociendo el desarrollo de habilidades derivadas de la interacción en ámbitos donde se gestionen las diferencias, tales como las llamadas habilidades blandas, la inteligencia intercultural y la socioemocional.

La comunicación inclusiva es esencial para obtener un buen clima laboral en plantillas que reflejan una sociedad plural y diversa como la nuestra, y puede contribuir a construir unas relaciones más justas y equitativas.

Los cambios en nuestras sociedades son constantes y configuran una pluralidad que, cada vez más, abraza su diversidad y su complejidad. Una persona se puede definir por múltiples ejes: edad, identidad sexual, color de piel, clase social, religión, origen, capacidades físicas o intelectuales… Las personas no nos definimos únicamente por uno de estos ejes, por lo que para conseguir ser una empresa realmente diversa, estos ejes identitarios nunca deben jerarquizarse unos por encima de otros.

Cuando hablamos de comunicación inclusiva desde la diversidad, a menudo se asocia con lenguaje no sexista, y, si bien esto es cierto, es un pero incompleto, la comunicación inclusiva significa no dejar a nadie fuera. Desde DIVEM ayudamos a las empresas tener en cuenta esta realidad enormemente diversa y a utilizar la manera en la que se usan las palabras, las imágenes y otras herramientas comunicativas para realizar esta comunicación inclusiva en la que podemos destacar algunos consejos:

  1. Asegurando que los canales que utilizamos y los mensajes que trasladamos son accesibles, usables, claros y legibles para todas las personas, especialmente para aquellas más vulnerables, y trabajando para que no existan ruidos y barreras que generen brechas en la comunicación.
  2. Haciéndolo fácil se asegura el entendimiento. Evitando fórmulas que lo dificulten, expresándose de manera sencilla, simplificando, poniendo ejemplos, usando infografías o esquemas…
  3. Teniendo como propósito buscar la participación y representación de todas las personas en el proceso comunicativo.
  4. Dando voz y haciendo que las personas también partícipes de una comunicación bidireccional, siendo también emisoras y no solo receptoras.
  5. Luchando contra los propios sesgos. Es esencial evitar transmitir prejuicios, estereotipos, discriminar con nuestras expresiones u opiniones, el tono, la actitud…
  6. Apoyando la comunicación en diferentes recursos que te permitan visibilizar la diversidad de tu empresa y sociedad. Ilustrando los textos, discursos, diseños o vídeos con modelos y ejemplos que representen la diversidad. Al poner ejemplos, seleccionando una imagen concreta, definiendo una voz… se contribuye también a la equidad y la inclusión.

La cultura empresarial debe incluir valores que reflejen el mensaje que queremos transmitir, tanto hacia dentro como hacia afuera de la organización. Contar con un equipo formado y sensibilizado, cuyos valores incluyan la aceptación social y la diversidad, mejorará la comunicación de la empresa. No hay mejor imagen de empresa que la que los propios profesionales que allí trabajan transmiten de la propia organización hacia el exterior.