Diversidad sexual y cultural, un reto en la gestión de la diversidad

Los avances en materia de igualdad y no discriminación por orientación sexual e identidad de género han sido muchos en los últimos años, tanto a nivel legislativo como a nivel social, pero todavía queda un largo camino por recorrer en esta materia.

Es importante recordar que cada año miles de personas son perseguidas en sus países por motivos de orientación sexual e identidad de género y se ven obligados a huir en busca de protección. Actualmente 70 países criminalizan y persiguen a las personas LGTBI y 11 de ellos contemplan la pena de muerte. Estos datos permiten hacernos una idea de la magnitud del trabajo que queda por hacer a la hora de defender los derechos y libertades del colectivo LGTBI.

A pesar de que España es uno de los países más avanzados en materia legislativa y de protección de derechos del colectivo LGTBI y, de forma generalizada, se puede llegar a pensar que no existe discriminación por orientación sexual e identidad de género, recientes estudios revelan que todavía muchas personas sufren discriminación en muchos ámbitos de su vida motivada por su orientación sexual o identidad de género. Concretamente, en el ámbito del empleo, solo el 38 % de las personas LGBT en nuestro país están completamente “fuera del armario” en sus trabajos[1].

A nivel europeo, el reciente Informe ‘ Un largo camino por recorrer para la igualdad LGBTI’, publicado por la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE, recoge que el 21 % de las personas encuestadas se habían sentido discriminadas en el trabajo por ser LGTBI durante el pasado año y el 11 % manifestó que había sentido discriminación en su búsqueda de empleo.

En el caso de las personas refugiadas LGTBI que llegan a nuestro país los datos anteriores se pueden ver agravados dada la doble discriminación, que por su condición sexual y de origen extranjero, pueden llegar a padecer en el acceso, mantenimiento y promoción en el empleo. Si a las dificultades asociadas a su condición sexual sumamos factores como el desconocimiento del idioma y cultura del país de acogida, las dificultades de homologación de la formación en origen, la falta de redes de apoyo así como los sesgos y prejuicios vinculados al tipo de empleo desempeñado por las personas migrantes y refugiadas, las dificultades y desigualdades en relación al empleo pueden verse acentuadas con respecto a otros colectivos.

El papel de las empresas, favoreciendo la integración en igualdad de las personas migrantes LGTBI, es fundamental, promoviendo la creación de espacios de trabajo capaces de reconocer, valorar y aceptar todo ese talento diverso que recibimos como un valor que nos aporta a todos y en los que la diferencia sea contemplada como una ventaja competitiva que genera grandes beneficios no solo económicos sino también sociales. Más, si cabe, en el momento actual que vivimos, en el que, cada vez más, la sociedad exige empresas socialmente responsables que sean un reflejo de la sociedad en la que se integran y que actúen con su ejemplo a la hora de combatir y romper prejuicios asociados a determinados colectivos, ayudando así reducir las desigualdades y mejorar las condiciones de trabajo de las personas migrantes y refugiadas LGTBI.


[1] Estudio “La diversidad LGTB en el contexto laboral en España”. Mpátika (2019)