El Tercer Sector como aliado estratégico para la sostenibilidad empresarial
El 31 de agosto se conmemora el Día Internacional de la Solidaridad, un valor distintivamente humano que nos impulsa a colaborar y apoyar causas e intereses ajenos. Este valor nos permite sentir lo ajeno como propio. Por ello, la solidaridad es más relevante ahora que nunca, al estar inmersos en esta realidad compleja que nos plantea un mundo interconectado, afectado por impredecibles sensibilidades sistémicas. Esto parece dar mayor sentido al viejo aforismo latino: “Soy un hombre, nada humano me es ajeno”. Los ODS nos ofrecen esa causa ambiciosa y nos invitan a colaborar en lo propio y construir la sociedad justa y próspera.
Cada vez son más las empresas que asumen esta tarea en respuesta al llamamiento de la Agenda 2030 y, más concretamente, del ODS 17 (Alianzas estratégicas) y a las preferencias de un consumidor cada vez más exigente con el posicionamiento ético del sector privado. Lo que, a su vez, ha contribuido a que las empresas puedan ver a las ONG como un aliado estratégico capaz de aportar recursos de gestión y planificación, trascendiendo los recelos y las visiones filantrópicas de antaño.
¿En qué consiste la alianza entre empresas y ONG?
Los cauces por los que puede discurrir la relación empresa-ONG varían en función de los retos que se planteen y los recursos que deseen movilizar. En cualquier caso, si se pretende construir relaciones sólidas -solidarias-, mutuamente beneficiosas, con un contenido significativo, capaces de perdurar y generar cambios a largo plazo, esta relación debe responder a las necesidades reales de las partes, para que de esta alianza genere soluciones de valor social y económico. Por ello, el vínculo debe partir de un diálogo que permita conocer los valores y competencias de nuestros aliados para, después, divisar alternativas de acción.
Una de estas vías de colaboración son los programas de asesoramiento y apoyo para la gestión social responsable, que permiten a las organizaciones del tercer sector ayudar a las empresas a desarrollar e implementar modelos de gestión socialmente responsable.
¿Qué aporta la gestión de la diversidad cultural a la empresa?
El principal objetivo de estos programas es concienciar sobre el valor estratégico de la diversidad cultural, los beneficios económicos, humanos y sociales que se derivan de la gestión responsable de la diversidad cultural, y la transformación de la cultura empresarial y los valores sociales compartidos.
Para generar una cultura de empresa inclusiva, la estrategia de Gestión de la Diversidad Cultural debe movilizar recursos materiales, sociales y simbólicos tanto en su dimensión interna como externa.
Desde una dimensión interna, se promueven acciones y medidas que favorezcan la gestión de equipos culturalmente diversos, trabajando tanto a nivel global corporativo –definición ética y estratégica de la empresa–, como a nivel estructural –incorporación y gestión orgánica de la diversidad cultural– y a nivel humano -a través de la sensibilización y la formación de valores.
La dimensión externa descansa en elementos de comunicación con el medio social con el objetivo de generar valor de marca asociado a la gestión responsable y liderar la transformación social desde la ejemplaridad y las buenas prácticas. Las herramientas y recursos buscan potenciar la imagen social -incorporando las experiencias positivas a los elementos intangibles para generar referentes- el liderazgo ético –guiando a los grupos de interés y la sociedad desde las buenas prácticas- y la transformación social -convirtiendo a la empresa en un agente de cambio destacado de la nueva sociedad inclusiva.
Desde el proyecto DIVEM ponemos al servicio de las empresas, de manera gratuita, nuestros conocimientos, recursos y herramientas para la gestión responsable de la diversidad cultural ¡Súmate al DIVEM!