Día de la Empresa Social: el núcleo del crecimiento inclusivo
El 16 de noviembre se ha conmemorado el Día de la Empresa Social. Las empresas sociales están englobadas dentro de las distintas formas bajo las que se encuentra la Economía Social y Solidaria, donde, frente al planteamiento de la empresa tradicional, ponen especial énfasis en las personas y en la cohesión social. Así las organizaciones sociales más innovadoras son aquellas que cuentan con la diversidad cultural como parte de su ADN, ya que las nuevas ideas provienen de maneras diferentes de ver una misma cosa, en otras palabras, de una diversidad de pensamiento.
Existe una necesidad imperante en el mercado de repensar el desarrollo y es en este contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible donde surge el hecho de promocionar el enfoque de trabajo de las empresas sociales. Tanto es así que las Naciones Unidas han impulsado un grupo de trabajo interinstitucional sobre Economía Social y Solidaria (UNTFSSE) entre los que se encuentran agentes como el Banco Mundial, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) o la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otras.
Para comenzar, es conveniente señalar que el término de empresa social se encuentra en constante transformación aunque podemos destacar que, de acuerdo con la Comisión Europea, las empresas sociales son operadoras de la economía social cuyo principal objetivo es generar un impacto social positivo por encima de la generación de beneficios para sus accionistas. Asimismo, otra de las principales definiciones es la que hace la OIT, que establece que las empresas sociales son aquellas que producen bienes, servicios y conocimientos que atienden las necesidades de la comunidad a la que sirven.
Entre los principales objetivos de las empresas sociales se encuentran:
- tener objetivos económicos y sociales (y a menudo ambientales) explícitos;
- implican diversos grados y formas de relaciones cooperativas, asociativas y solidarias entre trabajadores, productores y consumidores;
- practicar la democracia y la autogestión en el lugar de trabajo.
A menudo es a partir del compromiso de los directivos y las directivas que las empresas logran un mayor nivel de sensibilización. En este sentido, se podría decir que las empresas evolucionan en términos de diversidad, equidad e inclusión a partir de apuestas personales de la directiva y que el mayor reto es convertir ese compromiso en algo estructural, como es el compromiso con una gestión responsable y adecuada de la diversidad cultural. Sin embargo, si atendemos al caso de las empresas sociales, el compromiso permea a toda la organización.
Uno de los puntos de encuentro entre la gestión de la diversidad cultural y la empresa social pasaría por formulación que se hace sobre cómo generar trabajo para personas que encuentran mayores dificultades en la inclusión sociolaboral, como pueden ser personas de origen migrante o personas refugiadas. De este modo, la empresa social cree en la diversidad cultural como beneficio social y empresarial directo. Debemos de intentar que la empresa refleje la diversidad cultural de la comunidad en la que ésta está asentada y colaborando con DIVEM las empresas encuentran ese apoyo y asesoramiento para una buena gestión de la diversidad cultural.
Aún queda mucho camino de tomar consciencia, aprender y empatizar, sin embargo, existen ejemplos transferibles de empresas sociales que ayudarán al crecimiento inteligente de las empresas.
Si tu empresa también quiere formar parte de la solución y está interesada en la construcción de un mundo más justo, equitativo y sostenible, ¡entra a formar parte de las #EmpresasQueSuman con DIVEM!