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El Sesgo Inconsciente

Todos y todas discriminamos, incluso quienes nos consideramos más abiertos de mente y estamos convencidos de los beneficios de la diversidad cultural. Esta afirmación puede parecer un tanto radical, pero es cierta, y la mejor manera de combatir esa discriminación es siendo conscientes de ella.

Este concepto de discriminación involuntaria lo han llamado “sesgo inconsciente” y ha sido ampliamente estudiado y desarrollado a nivel científico. Consiste en un juicio o una decisión que realizamos basada en nuestra experiencia previa, en nuestros valores y creencias más asentados, o en asunciones o interpretaciones que hacemos de la realidad, sin ser conscientes muchas veces de la magnitud que tienen.

Un ejemplo frecuente de “sesgo inconsciente” se produce –y este es uno de sus mayores peligros– en los procesos de selección de personal en una empresa.

Todos los seres humanos hemos nacido con una predisposición a preferir a las personas más similares a nosotros, de las que nos rodeamos y de las que aprendemos desde que nacemos.

De esta manera, inconscientemente, desarrollamos un sesgo o respuesta positiva hacia las personas con las que compartimos más similitudes. Sean o no evidentes. De manera contraria, desarrollamos un sesgo negativo hacia las personas que no pertenecen a “nuestro grupo”, aunque sea de manera involuntaria. Asimismo, existe una relación directa entre este “sesgo inconsciente” y nuestro comportamiento. Está demostrado, que cuando experimentamos una experiencia que nos resulta familiar nos sentimos más confiados y que estamos controlando nuestras decisiones, por lo que en muchas ocasiones es muy complicado demostrar que una decisión está influenciada o no bajo el “sesgo inconsciente”.

Si volvemos al tema de selección de personal, a veces pensamos que basta con poner a una persona de un grupo infrarrepresentado para solucionar el problema. Sin embargo, el impacto de estos estereotipos inconscientes es más complejo, ya que no siempre está claro a qué grupo pertenecemos ni es fácil predecirlo para otros grupos.

La clave para hacer frente a este “sesgo inconsciente” es ser consciente de que existe, y aceptar que por el simple hecho de ser seres humanos estamos expuestos al mismo. Una posible solución puede ser tomarnos tiempo para reflexionar y ser conscientes de que esto puede afectar a nuestra objetividad, y compartir las decisiones que tomemos con otras personas, porque es mucho más fácil percibir ese “sesgo inconsciente” en los demás antes que en uno mismo.

Más información en este video de The Royal Society.