Riace, la exitosa historia de cómo los refugiados salvaron un pueblo

La llegada de población inmigrante o refugiada a una comunidad no tiene porqué ser algo negativo, es más, puede suponer aspectos muy positivos si se sabe gestionar. Uno de los objetivos de DIVEM es sensibilizar a la población en general –y a las empresas en particular- sobre la importancia de saber gestionar esa diversidad cultural de manera adecuada, porque pueden suponer acciones de gran valor para la empresa y la sociedad.

¿Cómo puede la inmigración beneficiar? Un ejemplo de ello es lo ocurrido en Riace, un pequeño pueblo situado en Calabria, una región al sur de Italia principalmente agrícola y turística, y de las más pobres del país.

A finales del pasado siglo, Riace era un pueblo marcado por una fuerte despoblación debido a la emigración de sus habitantes y al envejecimiento de los que se quedaron. Hoy en día, mientras Europa levanta muros y se convierte cada vez más en una fortaleza, este pequeño pueblo sirve de ejemplo para demostrar todos los valores positivos de una buena integración y gestión de la diversidad cultural.

Hace unos 20 años llegó un barco con 250 refugiados kurdos a una pabla a 8 km de Riace, huyendo de la guerra de los Balcanes y de la pobreza e inestabilidad de la zona. Sin embargo, Domenico Lucano, el alcalde el pueblo, en vez de ver un problema o un conflicto en ello, vio la respuesta al futuro del pueblo. Ofreció casa y trabajo a los inmigrantes para que se quedaran a vivir en Riace. Lo que parecía una apuesta arriesgada fue la salvación.

Hoy es un pueblo lleno de vida, donde 1 de cada 3 habitantes es de origen extranjero, pero sobre todo es un pueblo que con su ejemplo demuestra que, si hay voluntad, la diversidad cultural puede ser muy beneficiosa para todxs.

Aquí puedes ver un documental que habla sobre Riace, o leer el  artículo que cuenta la exitosa experiencia de este pueblo calabrés.